lunes, 27 de mayo de 2013

Qian Hongyan

(Es recomendable consultar el enlace para comprender el escrito).


Con tus ojos de niña soñaste con jugar a la pelota, sin imaginar siquiera que ese juego sería tu realidad, tus zapatos para caminar por la vida y tu forma de sentir. Veo en el brillo de tu mirada la relatividad del cómo (¿qué importa cómo?), y el absolutismo del por qué.

¿Por qué? Porque crees, porque no hay límites cuando la ilusión es el motor que mueve tus piernas imaginarias; piernas que te dirigen con el rumbo acertado hacia la felicidad, a diferencia de nuestra conciencia, la de estos pobres mortales, que con frecuencia apunta al norte equivocado. Piernas que saltan alturas mayores que la de los propios ideales de este mundo incoherente, que con hastío sucumbe al materialismo de las necesidades creadas. Quién se atreve a hablar de necesidad… si en tu sonrisa he leído que todo horizonte alcanzado no es más que el mirador hacia un nuevo amanecer. 

Has removido las conciencias y hoy ya no me preocupa qué zapatos vestir físicamente. Me pregunto ahora con qué calzado que sea digno de tu conmovedora enseñanza voy a afrontar desde hoy, que conozco tu historia, el viaje de aprendizaje y crecimiento de mi propia alma.



domingo, 26 de mayo de 2013

Maestro de Relatividad

Mis pasos resuenan sobre el suelo de mármol que me separa de la puerta tras la que voy a encontrarme con mi futuro maestro. Aún no le conozco pero, sin ni siquiera saberlo, ya estoy decidida a asistir a su clase magistral de filosofía de la vida. Conmigo siempre llevo algunos libros algo maltratados por el uso, donde parece que será difícil borrar la huella de las notas al margen escritas con la tinta de experiencias pasadas. Y sin embargo, al verle sonriente me dejo llevar por un momento y decido cambiar esos libros por un cuaderno de hojas en blanco.

Antes de comenzar nuestro particular curso transcurren unos minutos, como justo preludio de todo lo bueno, en una espera que se transforma de inmediato en la fase preparatoria de las lecciones que aún tengo que aprender. Suenan las campanas del reloj como alegoría del tiempo que empieza a contar desde ahora…

Y desde ese momento me convierto en su pupila, quizás en ambos sentidos, porque también me brinda la oportunidad de compartir con él mi forma de ver la vida, mientras me lleva de su serena mano por el camino del equilibrio.

Pero lo más curioso que me llevo de este aprendizaje es una lección de física que no esperaba en un máster de filosofía… Contigo, maestro, he aprendido que el tiempo es relativo, que el tiempo se mide en caracteres. Porque por cada letra escrita en una cálida pantalla he descubierto que ha ido pasando toda una vida. Y ya hace tanto que te conozco…

Porque sí, maestro, puedo afirmar que te conozco de toda la vida… de toda la que elijo vivir a partir de ahora…


El último pensamiento...

Está sentada frente a la ventana. Han pasado muchos años desde aquella noche en la plaza y su cabello está plateado por la experiencia. Las arrugas de su rostro son prueba auténtica de que ha vivido. Sostiene un libro entre sus manos con las hojas ajadas de tantas veces que se ha buscado entre sus páginas. Cierra sus pastas y con la yema de sus dedos acaricia la gaviota que sobrevuela sus tapas. Siente una enorme paz interior, sabe que su final se acerca. No tiene miedo, sólo siente la calma de quien sabe que la vida le dio la oportunidad de conocer a la otra mitad de su alma. Medias almas que han seguido conectadas… porque nacieron conectadas…

En estos últimos instantes vuelve a releer en sus recuerdos, como ha hecho tantas veces a lo largo de sus días, y viaja hasta aquella semana en que vivió intensamente. Aquella semana que pareció una vida entera y donde aprendió el significado de la felicidad plena. Y vuelve a ella aquella palabra… inevitable…

Cierra los ojos y revive cada segundo… sólo así quiere que sea su final…

La muerte le tiende la mano… y sin embargo… se siente tan viva… Un último pensamiento… él… y sólo una sonrisa como último equipaje…


viernes, 24 de mayo de 2013

Tren de vida

Y en este día acelerado, donde las prisas mueven las agujas del reloj, pasas por cada segundo sin apenas darte cuenta. La maquinaria diaria se ha puesto a trabajar sin pausa, sin respiro, vertiginosamente... Te detienes un instante, miras alrededor y decides bajarte un momento de este tren para tomar perspectiva, ordenar ideas en cada vagón. Y sólo así consigues relativizar cada experiencia y volverte a subir... Ahora con seguridad de no dejarte llevar por la inercia, de no morir de pasividad... Ahora sí, puedes continuar.


jueves, 23 de mayo de 2013

L-I-B-E-R-T-A-D

Caminabas por un sendero claramente delimitado; no podías abandonar la senda, ni siquiera detenerte en el camino. La brújula de tus decisiones había perdido su aguja, y el mapa de tu vida se había empapado de los sueños de otro.

Pero hoy has decidido levantar la mirada y has descubierto que hay un horizonte más allá de las verjas, y has decidido saltarlas y comenzar a correr libremente por el campo abierto. Has dejado la carretera asfaltada y has elegido la humedad de la hierba como acompañante. Te has quitado los zapatos para sentir… para tocar la vida con tu piel, con tus sentidos, con todos ellos. Para ver con tus ojos, para escuchar con tus oídos, para hablar con tu voz… para gritar si hace falta. Has elevado tu mirada aún más alto y por fin has encontrado las estrellas.

Y aunque la libertad sepa a veces a abismo, ya no tienes miedo a cambiar…


miércoles, 22 de mayo de 2013

Los hijos de la guerra

Hoy me ha despertado de nuevo ese sonido que no sé qué significa, pero que me da miedo. Veo en los ojos de mis padres y hermanos un brillo que no había visto nunca. Mi madre me aprieta contra su pecho, mientras mi padre nos hace tumbarnos en el suelo y nos cubre con mantas y cajas vacías. No sé de qué nos escondemos. Me tapo los oídos porque tengo sueño y quiero dormir…

De pronto, se ha hecho el silencio, sólo roto por la cancioncilla que mi madre me canta en susurros. Mi padre la ha mandado a callar mientras mis hermanos comenzaban a sollozar tratando de contener los temblores. No sé qué pasa, no entiendo nada… Este silencio que hay me gusta más que el estruendo de esa cosa que mi padre llama “sirena de alerta”, pero parece que los demás sienten más miedo ahora que por fin ha dejado de sonar… 

Oigo una especie de silbido que se acerca a nosotros desde el cielo… Mi madre ha empezado a gritar, y mi padre y hermanos han empezado a correr por la habitación. Todo ha sido muy rápido, el techo se nos ha caído encima y ahora tengo muchas piedras sobre mí. Todo está oscuro y tengo miedo. No oigo a mamá cantando… No sé qué ha pasado, pero me duele la cabeza y la tengo húmeda, no sé por qué… 

Tengo más sueño ahora… sólo quiero dormir… Y así, cuando despierte, todo habrá sido un mal sueño… Al fin y al cabo, sólo tengo 5 años…


martes, 21 de mayo de 2013

El padre pródigo

Querido hijo:

Por fin me decido a escribirte. Llevo tiempo pensando en hacerlo porque tengo la necesidad de explicarte muchas cosas. Sin embargo, ahora que estoy delante del papel me cuesta trabajo ordenar las ideas, porque me doy cuenta de que cuando se trata de hablar de sentimientos las palabras se agolpan en un río de emociones.

Muchas veces me he preguntado si, a pesar de cómo se dieron las cosas, pude transmitiros lo importantes que siempre fuisteis para mí. Recuerdo aquel día en que la casa se llenó de vuestra ausencia, y sentí que los errores que había cometido me habían llevado a perder el único tesoro que he tenido nunca… vosotros. Recorrí cada habitación y sentí que el calor del hogar se había marchado por la puerta, y supe entonces que las lágrimas que recorrían mi rostro depuraban aquello que me había destruido por dentro. Me senté en el sillón y miré por la ventana y sentí la tranquilidad de saber que aquel proceso era necesario… Sabía que estaríais en buenas manos, sabía que unos ángeles en la Tierra os habían recogido en su regazo… sabía que estaríais bien. Y en ese mismo instante supe que tenía que cumplir una promesa, porque en mi fuero interno deseaba que pudierais estar orgullosos de mí, a pesar de todo… 

No recuerdo si te llegué a decir nunca lo mucho que te quiero… Hoy te miro desde esta posición privilegiada que me permite ver dentro de ti y sólo puedo decirte que no sólo siento orgullo del hijo que has sido, del padre en que te has convertido, sino que además siento la plenitud de saber que lo mejor de mi semilla ha quedado en ti, y que de alguna forma he sido ejemplo para ti, de lo que querías y de lo que no querías ser. Hoy sé que has pasado de ser cuidado por ángeles a ser guardián de pedazos del mismo cielo. Oigo sus risas desde aquí y se aviva en mi mente el recuerdo de tu imagen cuando eras niño. Recuerdo perfectamente aquella sensación tan indescriptible que fue tenerte por primera vez entre mis brazos… 

Me equivoqué muchas veces en el pasado… perdóname por ello. Pero no dudes jamás que siempre os adoré, y que aquel momento en que conseguí cumplir mi promesa y volver a vuestro lado fue la razón auténtica de mi existencia. Aquel día que volví a dormir bajo el mismo techo que vosotros no voy a olvidarlo nunca… Fue una sensación increíble, sentí el calor de vuestros cuerpos, sentí la vida fluyendo por la casa… sentí que era el hombre más feliz del mundo… 

Fue corto el tiempo que la vida me dejó disfrutaros, pero fue intenso y auténtico. Y en ese tiempo se cerraron las heridas de mi alma porque supe que a pesar de todo, había conseguido construir una familia; que a pesar de todo, me amabais como yo a vosotros; que a pesar de todo, me habíais sentido… 

Hijo mío, hoy puedo ver el alma, y sé que la tuya es transparente. No te atormentes. Ese amor que proyectas en los frutos de tu vida te será devuelto con creces un día… como me ocurrió a mí. 

Te quiero, hijo mío, y siempre te acompañaré en el camino… Simplemente, gracias…


lunes, 20 de mayo de 2013

De la mano de un niño

Miras al mundo con el color de la inocencia y contagias esa ilusión con la que buscas aventuras que imaginas como grandes hazañas. Me tomas de la mano para emprender este pequeño viaje con el único equipaje de tu sonrisa inocente y tu incansable narración de esas historias que conviertes en enseñanzas, porque después de todo tengo mucho que aprender de ti. Y me doy cuenta de que al mirar a través de tus ojos, la vida se torna de un color diferente y recupera el colorido de los cuadernos de antaño, donde dibujé paisajes que hoy veo reflejados en tu mirada. Caminas a mi lado y por un momento pienso que no soy yo el maestro, aunque te lleve años de ventaja en este aprendizaje, porque después de todo, tú eres el que aún no ha ensuciado las hojas de la enciclopedia de la vida. La mía está algo ajada y manchada, pero con tus pequeñas manos del alma alisas sus tapas cada vez que me miras preguntándome si veo lo que tú ves. Efectivamente pequeño maestro, a tu lado me convierto en aprendiz de sueños e ilusiones perdidas que renuevan con aire fresco este corazón que a veces se extravía en el mundo de los imposibles. Gracias… pequeña piedra sobre la que construir de nuevo…


sábado, 18 de mayo de 2013

Ante el espejo

Hoy se encuentran frente a frente dos viejos conocidos que no necesitan hablar para entenderse porque su voz suena idéntica… Se miran el uno al otro pero ambos observan lo mismo porque sus ojos sólo son dos…

Y sin embargo… Uno es todo RAZÓN y el otro todo co-RAZÓN…

Largas conversaciones con uno mismo…


viernes, 17 de mayo de 2013

La llave

Recorre con paso silencioso el pasillo eterno de la vida... En su mano, una vela encendida con la que trata de vislumbrar su entorno, pero la luz es tenue y oscilante y distorsiona las formas de todo aquello que le rodea. Adivina una serie de puertas que flanquean el pasillo y con temor comprueba si las llaves que porta encajan en alguna de las cerraduras. Cada llave está grabada con una palabra… y en cada puerta una oportunidad. Con pulso tembloroso se dirige a la puerta más cercana y aunque la llave coincide, el miedo a lo desconocido derrota su espíritu y no acierta a girar la manilla de esa entrada a aquello que para él está reservado…

Decisión, amigo, entereza… No más temores. El miedo al fracaso no es más que la cuerda que maniata nuestro potencial y merma nuestras posibilidades. La felicidad está tras la puerta… Entra…


jueves, 16 de mayo de 2013

Océano mar

Navega en un mar de sensaciones encontradas en busca de un refugio de arena calmada. La balsa en la que dificultosamente guarda el equilibrio no es más que un conglomerado de maderos entrelazados. Maderos que representan las experiencias que la propia vida se ha encargado de atar con cuerdas firmes. Hay troncos pulidos por aquellas historias que apenas dejaron huella y troncos marcados profundamente por las rugosidades de los recuerdos imborrables de un pasado que aún está presente. Por remo, un vástago retorcido que sujeta con la firmeza de aquel que sabe que en el océano del destino sólo hay sitio para las almas inmortales dispuestas a luchar por los objetivos. La orilla está lejos, pero existe. Por bandera, la de las ilusiones y los sueños por cumplir, que ondea al viento de las emociones que perturban la calma. No hay temor, el aire marino transporta mensajes de tierra firme. La sal cubre su cuerpo con escamas protectoras, coraza indestructible que se ha forjado a golpe de experiencia. Ahí está nuestro náufrago interior, capeando el temporal sin miedo, y aún cuando su ropa está desgastada por lo complicado del trayecto, ahí se mantiene en pie, como capitán de un buque imaginario que luchará contra las rocas de la incertidumbre para alcanzar la orilla de los deseos…


miércoles, 15 de mayo de 2013

Sueños de arena

Hoy, caminando por la playa de la vida, he visto a un niño jugando en la orilla. No tenía pala, ni rastrillo, ni cubo. Pero tenía un sueño: quería construir el castillo de arena más espectacular nunca visto….

He visto como con sus manos cogía puñados de arena y los amontonaba con cuidado, luchando contra el viento y el mar que jugaba a robarle un poco de aquí y de allá, mientras el niño le sonreía divertido. He observado como caminaba de un lado a otro, tratando de buscar distintos enfoques, intentando perfeccionar su pequeña construcción, haciéndola crecer más y más.

Cuando ha dado por finalizado el trabajo, ha dirigido sus pasos hacia mí y sin dejar de mirar su nueva creación me ha preguntado ‘¿qué te parece?’. 

Por un momento sólo he visto un montón de arena acumulada, con buenas intenciones pero pocos resultados, y cuando ya me disponía a decirle que sin herramientas no era posible hacer un castillo, le he mirado a los ojos, y entonces… He visto en ellos las almenas, los torreones, los pasadizos, los puentes, las alcobas, el patio… he visto un castillo lleno de vida, de caballeros, de damas, de carruajes… he oído el bullicio de las cuadras, las trompetas, las espadas, los cascos de los caballos… 

Todo estaba ahí, en el reflejo de la arena en sus ojos, en la ilusión de su mirada… Y entonces he comprendido que los sueños se tornan realidad sólo cuando uno cree ciegamente en ellos… 

Hoy es el primer día del camino para hacer realidad un sueño…


martes, 14 de mayo de 2013

Límites irreales

Dejas caer la lluvia sobre ti como agua purificadora que te desnuda y te desvela tu propio yo... Y ahí te encuentras a ti mismo, al descubierto, sin máscaras ni disfraces, a ti, sólo a ti. Descubres entonces esa soledad que te llena y te vacía, y las lágrimas se mezclan lentamente con el agua de lluvia... Miras tus manos cubiertas de esa mezcla transparente de líquidos y te preguntas: ¿dónde empieza y dónde termina uno mismo...?